Solamente el ministerio vivo, dinámico y flexible satisfará las necesidades de nuestro mundo con el evangelio inalterable. ¿Cómo debemos evaluar el ministerio? Las iglesias quieren saber cuatro características de los ministros que vivirán entre ellos.
Llamado
¿Ha sido usted llamado por Dios? ¿Es usted serio y cierto en cuanto a su llamado, o será tentado con un trabajo secular en los tiempos difíciles? ¿Ministra porque no puede hacer otra cosa? ¿Será usted un ministro de integridad al ministrar entre nosotros? ¿Tiene usted una fe personal que la habilitará a guiarnos aun durante los tiempos espiritualmente secos?
Preocupación
¿Se preocupa por otros? ¿Se preocupará usted por nuestra comunidad y nosotros, o nada más seremos otro paso en su búsqueda del éxito? ¿Amará, aceptará, perdonará, y tendrá usted misericordia por nosotros? ¿Intentará usted entendernos y traernos la Palabra de Dios de una manera fresca? ¿Llorará y reirá usted con nosotros? ¿Resistirá y perseverará usted con nosotros?
Capacidad
¿Tiene usted capacidad? ¿Es usted capaz de hacer lo que Dios quiere lograr y lo que nosotros necesitamos que haga? ¿Sabe usted qué hacer y cómo hacer su trabajo?
Compromiso
¿Está usted comprometido al ministerio? ¿Trabajará concienzudamente? ¿Es el ministerio su trabajo o su pasatiempo favorito? ¿Será usted diligente, estudioso, y fiable? ¿Es usted un sirviente genuino?
Espero que las iglesias y ministros encuentren sus propias respuestas. Oramos para que nuestros ministerios sean más eficaces y poderosos, y que Dios sea glorificado en la proclamación de su Palabra, tanto en el mensaje de Dios como en el mensajero que pertenece a Él.
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